La República Popular China es un actor relevante en el proceso en curso para la aprobación, en el marco de la Convención sobre la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR, cuya Secretaría tiene su sede en Hobart, Australia), de la propuesta binacional chileno-argentina del establecimiento de un área marina protegida en el Dominio 1 de la Península Antártica y el Arco de Scotia.
Por: Mario Ignacio Artaza y Giovannina Sutherland Condorelli
Como pocos, Chile es un país tricontinental. En el marco del 56° Reunión del Consejo de Política Antártica, jornada realizada en el Palacio de La Moneda, se llevó a cabo una ceremonia en donde, teniendo presente que hace 80 años (Decreto 1947, promulgado el 6 de noviembre 1940) se fijaron los límites del Territorio Antártico Chileno, y la nueva Ley Antártica Chilena (Ley 21.255, publicada en el Diario Oficial del 17 de septiembre del 2020), entró en vigor el 16 de marzo del 2021, se emitieron 2 sellos postales y se continuó la tradición a través del matasellado de estas estampillas conmemorativas de "Chile Nación Antártica".
Nuestra más importante base en la Antártica, la cual lleva el nombre Presidente Eduardo Frei Montalva, se encuentra emplazada en la península Fildes, al oeste de la isla Rey Jorge. A unos dos kilómetros de distancia, está ubicada la primera de las cuatro instalaciones que opera actualmente la República Popular China en el sexto continente (una quinta está en construcción en un área próxima al Mar de Ross), la base Gran Muralla, inaugurada en 1985 por la Primera Expedición Nacional de Investigación Antártica China (CHINARE-1).
Frecuentemente, junto a más de una treintena de otros países, el programa antártico de la República Popular China emplea Punta Arenas, ciudad en donde se encuentra la sede del Instituto Antártico Chileno (INACH), como un punto importante para su logística aérea y marítima. De esta manera, Punta Arenas fue vital para el trabajo que desplegaron ingenieros, profesionales y trabajadores de la empresa China National Electronics Imports and Exports Corporation (CEIEC), en la construcción y habilitación de la base brasileña Comandante Ferraz, inaugurada formalmente en enero del 2020.
A poco de culminar el primer trimestre del 2021, vemos cómo se reafirma el irreemplazable valor de generar espacios para mucha más diplomacia activa, a objeto de encarar los múltiples y excepcionales desafíos que denota la agenda global, con actores tales como los Estados Unidos, la Unión Europea, la Federación de Rusia, India, Japón y, por cierto, la República Popular China, ocupando primeras planas tanto por los efectos de la pandemia sobre sus economías, como también ante un reordenamiento estratégico que se denota en ámbitos terrestres, marítimos, aéreos, en el espacio, en desarrollos tecnológicos, comunicacionales, en el sector financiero y también sobre áreas polares, con la Antártica estando al frente y al centro.
El primer rompehielos en ser construido en los astilleros Jiangnan de Shanghái, el MV Xue Long 2 (Dragón de nieve), perteneciente al Instituto de Investigación Polar de China, ha recalado en aguas próximas a las instalaciones chilenas en la Antártica, siendo requerido el apoyo de nuestro país cuando este buque colisionó con bloques de hielo mientras se encontraba navegando en el Mar de Amundsen, con la posterior evacuación vía Punta Arenas, de unos cincuenta integrantes de la 35° expedición antártica de la República Popular China, a principios del 2019.
En este sentido, especial relevancia merece el Memorándum de Entendimiento para la Cooperación en Asuntos Antárticos entre el Instituto para la Investigación Polar de China y el Instituto Antártico Chileno (INACH), firmado en el 2010, en donde ambos acordaron promover la educación en temáticas antárticas, intercambiar información de interés común en el área, en especial sobre actividades conjuntas relacionadas con el medioambiente antártico, y preparar proyectos científicos y técnicos entre ambos. También debe notarse el Memorándum de Entendimiento entre la República de Chile y el Gobierno de la República Popular China en Materia de Cooperación Antártica por el período 2018 – 2022, el cual apunta, entre otros objetivos, hacia el apoyo tecnológico y la realización de proyectos científicos conjuntos, incluidas expediciones y campañas en terreno, el trabajo de laboratorio, el intercambio de tecnologías y herramientas científicas, y la organización de todo tipo de instancias de intercambio bilateral.
La República Popular China es un actor relevante en el proceso en curso para la aprobación, en el marco de la Convención sobre la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR, cuya Secretaría tiene su sede en Hobart, Australia), de la propuesta binacional chileno-argentina del establecimiento de un área marina protegida en el Dominio 1 de la Península Antártica y el Arco de Scotia. Por su parte, en mayo del 2019, la empresa Shanghai Chong He Industry Group subsidiary Jiangsu Shen Lan Distant Water Fishing Co. (también conocida como Jiangsu Sunline Deep Sea Fishery Co. Ltd. o Sunline Fishery), presentó el buque de pesca de kril antártico más moderno del mundo. De 120 metros de eslora (largo), el Shen Lan (Azul Profundo) fue construido con la más alta tecnología en los astilleros de China State Shipbuilding Corp (CSSC).
Mientras, la titular de la Asociación de Compañías de Pesca Responsable de Kril, ARK, la chilena Valeria Carvajal, quien por medio de su liderazgo y trabajo en equipo junto a empresas de varias naciones, incluyendo la República Popular China, generó el establecimiento de tres zonas de restricción voluntaria alrededor de las Islas Shetland del Sur. En cuanto al área norte de la Península Antártica y en el estrecho Gerlache, para proteger a colonias de pingüinos durante los meses de octubre a febrero, resulta relevante destacar que la Armada de Chile, en cumplimiento a los compromisos suscritos por nuestro país en la CCAMLR, fiscaliza anualmente con unidades tales como el OPV “Marinero Fuentealba”, las naves autorizadas en la explotación de los recursos marinos en la aérea CCAMLR 48:1 de la Antártica Chilena, incluyendo a aquellas de bandera china, cumpliendo así con los protocolos y normas establecidas por la mencionada convención.
A su vez, turistas provenientes de China, según informes de prensa de ese país, hasta el advenimiento de la pandemia, han contribuido a un aumento importante en el número de cruceros y programas de visitas que se materializan en la Antártica. Ya en la temporada 2016/17, los turistas chinos que visitaron la Antártica (8.273) superaron en 100 veces la cantidad de personas de ese país que conocieron la majestuosidad de aquel continente, en el 2008. Punta Arenas, Puerto Williams y Puerto Natales, por su geografía, historia, cultura y gastronomía, se han convertido en destinos de interés para turistas chinos crecientemente atraídos por la zona austral chilena.
Ahora bien, hace pocas semanas, en Beijing, fue presentado el XIV° Plan Quinquenal, en el cual ciertas iniciativas y proyectos han sido identificados como prioritarios en la hoja de ruta gubernamental, con el 2025 como norte de acción para el cumplimiento de varios objetivos económicos, científicos, sociales, tecnológicos y del ámbito de la defensa, entre otros.
En dicho Plan se clarificó la dirección hacia donde apuntan los intereses árticos y antárticos, advocando, por ejemplo, una “cooperación práctica” en el Ártico (a tener presente que la República Popular China declaró ser “un país cercano al Ártico”/near Arctic State, en el 2018); la puesta en marcha de una Ruta de la Seda Polar, concepto mencionado por primera vez ya en el 2017, en donde se incluye la puesta en operación de un proyecto de extracción de gas natural (Yamal) y de puertos (Zarubino y Arkhangelsk), en conjunto con Rusia, y la expansión de navegaciones empleando rutas marítimas en dicha zona (Ruta Marítima del Norte), a medida que se continúa derritiendo el hielo ártico), a fin de llegar a establecer lo que se definió como “asociatividades azules”/blue partnerships y, por cierto, la participación “en la protección y el uso” de la Antártica.
Nótese que la República Popular China participa desde el 2013 como observador en el Consejo Ártico, mientras que ratificó el Tratado Antártico (TA) en 1983, siendo anfitrión en el 2017 en Beijing, de la Reunión Consultiva del Tratado Antártico (RCTA). Fue en dicha jornada en donde la República Popular China presentó su primer libro blanco/White Paper sobre la Antártica. En años posteriores a ello, tanto Australia como Nueva Zelandia han editado documentos referidos a las actividades de la República Popular China en la Antártica. Para los Estados Unidos y Canadá, por ejemplo, un mayor accionar de buques chinos y de otros assets de la Federación de Rusia en el Ártico, no ha pasado inadvertido en el último año. China fue, en el 2020, el país que más empleó la Ruta Marítima del Norte para el tránsito de buques mercantes.
Tras la reunión celebrada el pasado fin de semana en Anchorage, Alaska, si acaso hubo un resultado neto de la misma, fue la decisión de abordar de manera enérgica la temática ambiental, en donde los efectos del cambio climático han afectado, científica e irrefutablemente, a la Antártica, con impactos directos sobre los ecosistemas en zonas australes, el Pacífico Sur: en nuestro propio territorio.
A poco de culminar el primer trimestre del 2021, vemos cómo se reafirma el irremplazable valor de generar espacios para mucha más diplomacia activa, a objeto de encarar los múltiples y excepcionales desafíos que denota la agenda global, con actores tales como los Estados Unidos, la Unión Europea, la Federación de Rusia, India, Japón y, por cierto, la República Popular China, ocupando primeras planas tanto por los efectos de la pandemia sobre sus economías, como también ante un reordenamiento estratégico que se denota en ámbitos terrestres, marítimos, aéreos, en el espacio, en desarrollos tecnológicos, comunicacionales, en el sector financiero y también sobre áreas polares, con la Antártica estando al frente y al centro. Y en especial en este punto, Chile está presente en la ecuación como uno de los siete Estados en el mundo que afirma poseer derechos soberanos en el territorio antártico. Algo no menor.
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